En el discurso político contemporáneo, especialmente en el entorno del petrismo, se ha hecho evidente el uso de una técnica discursiva que recuerda a la "ensalada de palabras". Este concepto, proveniente de la psiquiatría, describe un discurso carente de coherencia, en el que las frases parecen no tener conexión lógica y se utilizan de manera confusa. Más allá de una simple falta de estructuración, esta estrategia puede emplearse con una intención clara: generar caos para evitar el debate racional y desviar la atención de los problemas centrales.
La ensalada de palabras es una herramienta efectiva cuando se busca manipular la conversación y confundir al interlocutor. En el petrismo, esto se ha convertido en una práctica recurrente. A través de discursos llenos de retórica vacía, afirmaciones contradictorias y cambios constantes de posición, los líderes petristas evitan asumir responsabilidades y consiguen que sus críticos queden atrapados en debates estériles.
Uno de los rasgos más comunes de la ensalada de palabras en el petrismo es la conversación circular. Se pueden plantear críticas legítimas sobre la situación económica, social o política del país, pero la respuesta será siempre una vuelta al mismo discurso, ignorando los argumentos presentados. Por ejemplo, si se señala el aumento del desempleo, la respuesta puede ser una diatriba sobre el "neoliberalismo salvaje", sin nunca abordar directamente el problema de la falta de oportunidades laborales.
Otra técnica utilizada es la proyección: acusar a los críticos de los mismos vicios que caracterizan su propio discurso. Se acusa a la oposición de "desinformar", cuando son ellos quienes lanzan afirmaciones sin sustento. Se presentan como víctimas de una "guerra mediática", a pesar de contar con plataformas de comunicación aliadas que amplifican su mensaje.
El petrismo también se vale del caos como herramienta política. Los cambios bruscos en la dirección del gobierno, los anuncios contradictorios y las reformas sin una planeación clara generan un ambiente de incertidumbre constante. Este desorden no es accidental: al mantener a la población en un estado de confusión, se dificulta la organización de una oposición efectiva.
El uso de la ensalada de palabras en el petrismo no es un fenómeno aislado, sino una estrategia deliberada para desviar la atención, evitar el debate racional y consolidar su poder. En los próximos meses, es previsible que esta estrategia se intensifique a medida que se acerquen las elecciones de 2026. La clave para contrarrestarla está en identificar estas tácticas y exigir claridad y coherencia en el discurso político.